domingo, 15 de mayo de 2011

Jorgenrique, entrevista a Pocho Álvarez


¿Qué significó para ti como realizador poder acercarte a la intimidad de Adoum en sus últimos años de vida?




Fueron muchas cosas. Fue el reto de preservar para el Ecuador y América Latina el color, la textura y la profundidad de la palabra de Jorgenrique en su dimensión más amplia. Fue escuchar la voz de un grande como tono y lengua que escribe con el cuerpo corazón y pensamiento, no solo al tiempo que le habita, sino al que vendrá, para que el pasado, ese “pretérito presente” como él mismo un día lo definió a partir de unas fotografías de Ecuador, no se repita, no siga siendo el presente eterno que nos habita.



Fue también adentrarme en el sustantivo y en el verbo de la creación, la poesía, como escritura de voz raíz, como la geografía humana de montañas, valles, bosques y volcanes que se encuentran en el habla para hacer tono y textura, viento que lleva alientos. Fue entrar en la historia del barro, el de la “arcilla cocida y dura” y su tiempo amanecer. Fue caminar fechas mágicas de encuentro con los otros y sus memorias de muchas épocas. Fue asistir a un ritual de confesión de calendarios, “De cerca y de Memoria”, de la hija al padre y del hombre a la amiga, fueron momentos intensos en los que pudimos con Juan Diego Pérez, director de Fotografía, sentir el abrigo del afecto. Fue entender en una conversación de meses el significado profundo del sentimiento cómplice labrado por los años del querer. El “Turquito” de Alejandra, una devoción y crítica a la vez, sostenida por el aliento del amor. Por último fue tratar de romper con la cámara el cerco del olvido al cual están sometidos los grandes de esta geografía.



¿Qué sientes que significa para el Ecuador un personaje de la talla y el talento de Adoum?

Para el Ecuador del tercer milenio, considero yo que Jorgenrique su palabra, su voz encarna desafío. Detrás de sus letras está la esencia que ilumina, la luz que muestra los relieves del alma colectiva, lo quiebres del nosotros pueblo, las raíces del nosotros utopía. Cimas que hay que subir para luego seguir subiendo las otras que se descubren detrás de la primera. Su voz es geografía e historia a la vez. Es “El Amor desenterrado” de Sumpa y su abrazo grampa de huesos, y es París, “Mayo de 19668 (siglo XXI) un “informe personal con las inscripciones de los muros”. Es el Japón de pajaritas colgando del monumento a los niños de Hiroshima, y es lo cotidiano de “Las vidas comunicantes” de cualquier hogar del mundo. Jorgenrique es existencia universal, humanidad de letras, palabras y sonidos yuxtapuestos del equinoccio andino. Es el mestizaje y el andar mestizo que nutre su magia humana con la fantasía mayor de la humanidad, la diversidad.



¿Cómo lograste entrar en su vida y hacer un retrato documental tan cálido?



Como el entró en la mía, visitándonos, llamando a la puerta y entrando en el alma del otro. Dejando que la luz mayor, su palabra, me ilumine. Entendiendo el silencio del oír y asistiendo con la cámara al ritual de la conversación eterna del escritor, padre y amigo con su hija, su mayor lectora, su memoria de afectos largos.



Y si hay alguna anécdota o comentario que quisieras agregar son bienvenidos.



Más que un comentario mío, su voz:



Se acerca esa cerca cuyo quehacer cabal

será hacer que nos cerquemos

no estar cerca sino ser cada uno

capaz de ser cerca del otro

quiero decir tu cercada por mí

cercador que tu cercado cerca

y tú cerca de terciopelo y cierto pelo

cercándome con mis dudas tercas duras

cercamiento acercamiento no sé pero cercano

antemañana o pasadoayer porque ya estamos

entrándonos a cercazos a ser casi el cercado



Acerca de cercas, Jorgenrique Adoum

No hay comentarios: