domingo, 15 de mayo de 2011

Grandir, entrevista a Etienne Moine


¿Qué significó para ti involucrarte con los niños a quienes documentas?


En realidad yo estoy comprometido con este trabajo desde el inicio y las visitas permitidas a la casa de los niños son muy pocas y tienen reglas muy definidas para que perturben lo menos posible a los niños. Nosotros nos acoplamos a estas reglas y es por eso que la cámara está siempre ubicada en puntos fijos y que nos movíamos muy poco en el ambiente. Pronto los niños se olvidaban de nosotros. Esto es muy importante y permite también una tranquilidad al espectador que mantiene esta misma distancia aún si a veces ciertos cosas obstaculizan la mirada, puede observar detalladamente sin tener la impresión de perturbar o de entrar a la intimidad de los niños.

¿Cómo lograste entrar en el entorno de la vida familiar y acercarte con confianza a tus personajes?

Con los personajes es más un asunto de relación humana, de llegar con mucho respeto, de dejar tiempo para que la confianza mutua se establezca, de hacer pocas preguntas y sobre todo de pensar siempre en la comodidad del personaje antes que en los detalles técnicos. Todas las entrevistas fueron cortas, son siempre una sola toma y yo preguntaba poco dejando que cada uno se exprese libremente y evitando siempre poner al personaje en una situación delicada. Es así que para la entrevista al jardinero que abre la película estuvimos con el apenas veinte minutos, y al terminar el me dijo que esta historia nunca la había contado a nadie

¿Cuáles fueron las mayores dificultades con las que se encontró tu proyecto?

En realidad más que dificultad se necesito tiempo para madurar la idea, quería hacer la película pero no soy cineasta. Son muchas cosas las hay que resolver. Al niño en el mundo de hoy no lo tomamos casi en cuenta y nos hemos olvidado de lo importante que son los primeros años de la vida . Pero ¿cómo traducir todo eso en la pantalla? En la fundación teníamos una gran oportunidad pero María temía mucho que perturbemos el ambiente y eso fue uno de los retos más grandes, lograr ser lo más discretos posibles porque era muy claro que logramos una autorización provisional pero que se podía suspender a cada momento si se notaba interferencia. Eso fue probablemente lo más difícil y a la vez lo más importante.

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