miércoles, 11 de agosto de 2010

Diego Ortuño, sobre Bienvenido a tu familia

Diego Ortuño, director de Bienvenido a tu familia (Ecuador-España, 2009, 63', español), responde a un cuestionario elaborado por Paulina Simon para El Otro Cine. El documental fue presentado en la pasada edición de los 'Encuentros del Otro Cine'. 

¿Cómo te embarcaste en un proyecto sobre migración? ¿Qué te motivó?
Viví en España durante un año y en ese tiempo conocí mucha gente, no solo ecuatorianos sino de toda Sudamérica, que habían dejado parte de su familia en sus países de origen y que esperaban volver a juntarse con ellos.
En un vuelo Madrid – Quito conocí a una mujer en particular que regresaba a Ecuador para llevarse a sus hijos a España, ella los había dejado muy pequeños y los niños se habían criado con la abuela. Mientras esta señora me contaba su historia y sus planes yo me imaginaba todo lo que tendrían que vivir esos niños al juntarse con una madre que casi no conocían, dejar a la abuela que era como su madre, y además adaptarse a un nuevo país con una cultura, costumbres, comida, clima diferentes, y todo esto estando lejos de su hogar.
A partir de este punto nació la idea clara de cómo debía ser el documental: el viaje de una familia que, luego de muchos años de separación, vuelve a juntarse.

¿Cómo elegiste a tus personajes? Entre tantas historias, ¿Cómo sentiste que éstas eran las que querías seguir?
En principio yo buscaba una familia que cumpla con ciertos requisitos, que hayan estado separados varios años, que la persona que haya migrado sea la madre, que haya dejado a sus hijos muy pequeños, que la abuela se hubiera convertido en una madre y se quede sola cuando los niños se vayan, y que luego de tanto tiempo los niños vayan a España como preadolescentes.
Durante el proceso de investigación resultó muy difícil encontrar la familia ideal, y luego de descartar algunos posibles personajes, decidimos grabar la historia de tres familias principalmente por una cuestión de producción, teníamos miedo de que nieguen los visados a alguna familia y quedarnos sin poder seguir la historia, de esta forma teníamos dos back ups.
Pero durante el proceso de grabación cada historia fue construyéndose sola, tomaron diferentes caminos y nos dimos cuenta de que todas eran interesantes y además se complementaban, para la mitad del proceso de grabación ya habíamos decidido que se contarían las tres historias.

¿Cómo fue tu proceso para lograr entrar en las vidas, los hogares y la intimidad de tus personajes?
Por un lado creo que tuve la suerte de contar con un equipo técnico de personas muy amigables y cada familia nos tomó cariño bastante rápido, pasábamos mucho tiempo con ellos, nos hicimos amigos porque no solo nos preocupábamos de grabarlos sino que participábamos de sus vidas y compartíamos cada día su cotidianidad con respeto y cariño.
Por otro lado nos convertimos en el vínculo entre el Ecuador y España, éramos las personas que estuvimos con ellos en su hogar y que los acompañamos en su viaje a su nueva vida.
La verdad es que con todas las familias se creó una buena amistad que aún se mantiene, seguimos en contacto, nos ayudamos con lo que nos es posible e incluso a mi esposa y a mí nos pidieron ser padrinos de la niña más pequeña del documental, creo que son personas que estarán siempre en nuestras vidas.

¿Cómo supiste cuando era el momento de dejar de seguir sus historias y terminar la película?
Esto es algo muy difícil de decidir en un documental pues la historia de los personajes aún no termina y se la podría seguir durante años. Incluso durante el proceso de edición teníamos la duda de si debíamos grabar algo más, pues habían pasado nueve meses desde que dejamos de grabar y las vidas de los personajes habían cambiado.
La decisión de terminar de grabar vino dada por dos razones, la primera que el presupuesto se había terminado y resultaba costoso seguir grabando, pero además vimos que las historias resultaban redondas, se cerraban y al mismo tiempo dejaban una puerta abierta para que el espectador pueda imaginar algo más y lo más interesante, pensar que en un futuro se pueda retomar el proyecto.

¿Cuál es tu mayor lección, logro o decepción vividas a lo largo de la realización de este documental?
Creo que lecciones hay muchas, a nivel profesional he aprendido muchísimo, pero lo más importante es lo que me ha dejado la parte humana, el saber que por encima de todo lo más importante es la familia, que no debería existir ningún impedimento para que las familias estén unidas y que el amor dentro de una familia siempre puede superar los obstáculos que se presenten.

Un extracto de esta entrevista se publica en EL OTRO CINE, el periódico del festival. 

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