El director español Abel García Roure presentó su largometraje Una cierta verdad, un documental donde cinco personajes se entrecruzan en el entorno de un hospital de salud mental en Barcelona. Después de la proyección, el sábado 22 en OchoyMedio, se llevó a cabo un foro con el público, aquí algunas de sus preguntas.
¿Por qué te involucraste con este tema?
Siempre fue un tema que me interesó mucho y las películas que hablaban de esto lo caricaturizaban. Este un espacio sobre el que existe mucha ignorancia, por eso creo había que dar luz al asunto. La película intenta aproximarse un poco al problema desde el lado de los afectados. Ya había hecho un cortometraje sobre esto, y me di cuenta que había material para más.
Después de ver la película, y es algo que me parece trágico, parece que no hay una solución para estas “enfermedades” ¿Qué se puede hacer al respecto?
Me parece que en el fondo el documental dice -esa era mi intención- que efectivamente no hay una sola verdad. Los internados conciben todas sus visiones como si fueran completamente reales. No se puede hacer mucho al respecto, pero en la película también intento mostrar que hay momentos de goce, que no siempre se está en ese estado terrible, donde se sufre mucho. Hay personas que toman medicamentos y nunca más caen en una crisis.
¿Conseguiste un permiso para grabar dentro del sanatorio? Y algo que me llamo la atención ¿Por qué ninguno de los personajes mira a la cámara?
Xavier mira a la cámara un par de veces…Y no solo conseguí un permiso, hubo un trabajo de vínculos y de tiempo. El proyecto duró más de 2 años por lo que me involucré bastante.
¿Cuál fue tu método? ¿estudiaste acerca del tema?
Sí hubo un trabajo de investigación. Tuve mucha complicidad con el director de la clínica, quien me recomendó unas lecturas. Pero claro, cuando haces el trabajo de campo, tu perspectiva cambia por completo. Y el trabajo de montaje es un momento de gran reflexión.
Durante la película no dejé de preguntarme qué tal si me vuelvo loco ¿Es algo que tú te preguntaste durante el proceso? ¿Tienes miedo a volverte loco?
Bueno, me di cuenta que es algo incontrolable. No me da miedo, pero nunca me insensibilicé durante el proceso, ni lo traté con frialdad, incluso en la sala de montaje. Siempre quise demostrar que ellos son personas como nosotros. Hay una realidad muy dolorosa, y sentí que debía transmitirla.
Por Juan José Alomía
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