domingo, 15 de mayo de 2011

Más allá del Mall entrevista a Miguel Alvear


¿Cómo nació tu aproximación al cine Más allá del mall?


Hace unos años curé una muestra de cine familiar, filmado en celuloide, en pequeños formatos. Eran películas hechas sin ninguna pretensión cultural, artística ni comercial, casi todos registros familiares o filmaciones de acontecimientos públicos. Estas películas revelaban a una clase media en sus momentos íntimos -y en lugares que han sido transformados por el paso del tiempo-. Casi todas las películas habían sido filmadas entre la década del 50 y ochenta. Durante las proyecciones, conocimos a un señor que había filmado unos westerns en El Ángel, en los años sesenta cuando él tenía 15 años. Entonces me propuse llevar a cabo una investigación para determinar si en el país se habían hecho películas de ficción fuera de los circuitos "profesionales" o comerciales, películas que al igual que las caseras, habían quedado al margen de la historia del cine, fuera de los archivos fílmicos y las cinematecas. Y estos hallazgos me han servido además para pensar en lo que se ha querido institucionalizar como 'cine ecuatoriano'.

¿Luego del proyecto Ecuador bajo tierra, cómo fue la creación de Más allá del mall, la idea de unirlo a un personaje que descubre el cine b del Ecuador?

Ecuador Bajo Tierra consistió de una publicación y un festival que mostraba por primera vez en un circuito 'cultural', alrededor de 30 largometrajes producidos entre 1984 y el año 2009. No creo que podamos referirnos a esta producción como Cine B porque eso implicaría que existe un Cine A en Ecuador. Aquí estamos muy lejos de la industria del cine, todos los filmes ecuatorianos manejan esquemas artesanales en su producción: desde el trueque y el 'acolite', hasta salarios paupérrimos y días de 18 horas en los sets, sin ninguna regulación ni seguros para los técnicos. Entonces no creo que podamos referirnos a este 'otro cine', como underground o Cine B. Es otra cosa.

Cuando decidimos hacer una película sobre este tema, tomamos como punto de partida nuestra propia experiencia. Al no lograr colocar en las salas de cine del mall nuestro primer largometraje de ficción (me refiero a Blak Mama que dirigí con Patricio Andrade), me empecé a preguntar si el esquema de producción subsidiada bajo el cual se realizan la mayoría de los filmes latinoamericanos, era la única opción posible.

¿Cómo ha sido para ti la experiencia personal a lo largo de los años de tu proyecto de involucrarte con el cine Bajo tierra?

Bueno, todo el cine ecuatoriano es un cine bajo tierra, en el sentido de que casi ninguna película ecuatoriana ha tenido distribución comercial fuera del país. Pero si tienes en cuenta que las películas de bajo presupuesto se venden como pan caliente en los mercados informales o piratas, mientras que la mayoría de las películas "profesionales" a duras penas llegan a los 100 mil espectadores, puede ser que estos últimos estén más bajo tierra que los primeros, en algunos sentidos.

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