Filmadas y producidas en diferentes rincones del planeta (Francia, España, Ecuador, Suecia, Paraguay, Holanda, Israel y Alemania) estos filmes presentan perspectivas variadas de la vida (y la muerte) de individuos, parejas, familias y colectivos LGBT, con sus instantes de alegría y tristeza, coraje y rabia, con todas sus contradicciones y esperanzas.
Cuchillo de palo, una producción paraguayo-española que trata la persecución hacia los homosexuales durante el régimen del dictador paraguayo Alfredo Stroessner. Es una cinta intimista en la directora, Renate Costa, cuenta la historia de su tío asesinado por las políticas homofóbicas de la dictadura.
Esta película recibió excelentes críticas en el afamado festival de cine de Berlín, la Berlinale; recibió una mención especial del jurado durante la última edición del Festival de Guadalajara y el premio FEISAL otorgado por la Federación Iberoamericana de Escuelas de Imagen y Sonido.
La dura existencia de los LGBT en el Ecuador de la década de 1980 está narrada en Ángel, una producción francesa que cuenta la historia de “mujerón”, una persona trans ecuatoriana, inmigrante en Francia que con gran fortaleza y entereza afronta su realidad sin los miedos que la llevaron a emigrar.
Desde Holanda nos llega el cortometraje I am a girl!, donde se cuenta una historia poco común para nuestro medio: vivir desde temprana edad bajo las normas sociales del género opuesto al sexo de nacimiento. La protagonista construye su identidad mientras espera los 16 años, edad en la que legalmente puede empezar el tratamiento de reasignación de sexo.
Otra de las excelentes propuestas del EDOC LGBT son los filmes I shot my love y Hemligheten. La primera cinta, una producción germano-israelí, cuenta la historia de amor, otrora imposible, entre dos jóvenes, el uno alemán y el otro israelí. La segunda película, traducida al español como El Secreto, viene de Suecia y cuenta la historia de un conocido personaje de la televisión sueca que calló su orientación sexual durante toda su vida adulta debido a la presión social.
¡Mayo y junio vive la fiesta del cine documental!
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